Potenciar la salud intestinal de los cerdos se ha convertido en una prioridad para el sector porcino, ya que permite mejorar su rendimiento productivo, minimizando los costos de producción y logrando el máximo nivel posible de Bienestar Animal que sea aceptado por la sociedad.
Durante los últimos años se ha incrementado el número de estudios y referencias a lo que llamamos “Salud intestinal”
Bischoff propone 5 criterios para medir la salud intestinal:
Digestión efectiva y absorción de nutrientes, agua y minerales. Deposiciones regulares, tiempo de tránsito normal y sin dolor abdominal. Consistencia normal de las heces y ausencia de náuseas, vómitos, diarrea, estreñimiento y distensión abdominal.
Ausencia de enfermedades en el tracto gastrointestinal (TGI), sin enfermedades del estómago, como ulceraciones, ni intolerancias a carbohidratos o deficiencias enzimáticas.
Flora microbiana normal y estable, sin crecimientos anormales de unas especies bacterianas sobre otras y sin diarreas asociadas a infecciones o parasitaciones.
Un estado inmunitario efectivo, con una función eficaz de la barrera gastrointestinal: Producción efectiva y normal de moco, sin translocaciones bacterianas. Niveles normales de IgA. Tolerancia inmunológica y actividad normal de las células inmunes con ausencia de hipersensibilidad de la mucosa.
Un estado de bienestar difícil de identificar en animales de producción pero que puede ser medido con niveles de serotonina normales y en ausencia de marcadores de estrés.