En general, la patogénesis de las úlceras gástricas implica un desequilibrio entre factores agresivos (HCl, pepsina, ácidos biliares) y defensivos. La región proximal del estómago tiende a mantener un pH neutro, mientras que el contenido de las regiones distales está sometido al ataque del ácido clorhídrico y de las enzimas digestivas. Todo y cualquier factor que rompa el equilibrio entre la neutralidad de la región proximal y la secreción ácida y enzimática de la región distal es un riesgo para el desarrollo de ulceración en la pars esophagea.
La
gruesa capa de moco que recubre la superficie glandular del estómago es alcalina y
constituye un elemento natural de defensa del epitelio
contra el daño causado por el ácido. En contraste con la superficie glandular, el
epitelio escamoso de la pars esophagea no contiene glándulas mucosas.
La ausencia de moco superficial hace que la región escamosa sea particularmente propensa a desarrollar úlceras. Por ello, se considera que en porcino las úlceras gástricas afectan sobre todo esta región gástrica.
Entre las diferentes estrategias alimentarias preventivas, ofrecer un pienso de molienda grosera es, sin duda, la más eficiente para reducir la prevalencia de úlceras gástricas en porcino. La estructura o tipo de fibra del pienso, más que su contenido, también podría aportar una cierta protección.
No obstante, el pienso de granulación grosera tiene un efecto negativo sobre el índice de conversión. De ahí que, en la elección del grado de molienda (o tamiz), se deban considerar estos dos aspectos: la salud estomacal y la productividad animal.
Autores: Charlotte Lauridsen, Karoline Blaabjerg y Nuria Canibe
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